lunes, 29 de marzo de 2010

BONJOUR TRISTESSE


Ahora hace cincuenta años del estreno de esta película de culto: A bout de souffle. Aquella chica con el pelo cortado a lo garçon, se vio encadenada a la frenética huida con aquella mezcla de canalla y aventurero interpretado por Jean Paul Belmondo. Sin ser el suyo un gran papel, hizo de la cámara una amante perfecta seducida por una mirada entre ingenua y maliciosa. Cincuenta años ya de una película inolvidable.


Sin embargo, la vida no fue atenta con Jean SEBERG. En 1979, y tras la pérdida trágica de su hija de un año, arruinó para siempre su salud mental y acabó internada atada a la inhóspita cama de un manicomio. Luego, cuando salió, se suicidó. Y con ella la ingenua vendedora de periódicos en París. Atrás quedaron sus maridos y amantes, incluido Clint Eastwood.



Estuvo casada con el escrito Romain GARY, dos veces premio Goncourt. Hace unos días que leí su libro El bosque del odio, un relato preciso sobre el movimiento de la resistencia durante la Segunda Guerra en Polonia.


ROMAIN GARY
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No pudo resistir la muerte de su esposa mucho tiempo, y un año después se suicidó de un tiro en la cabeza. A mi memoria viene una entrevista que le hacen al escritor de moda cuando en A bout de souffle, recién llegado al aeropuerto de París le preguntaron que cuál era su aspiración mayor en aquellos momentos. Y él contestó:
- Ser inmortal para después morir
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El hijo de ambos recorre estos días los medios españoles promocionando su libro. Se llama Alexandre Diego Gary, y el título es bien sugerente: S. o la verdadera vida. De todas formas, siempre nos quedará su recuerdo en Al final de la escapada. Bonjour tristesse.



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