jueves, 8 de abril de 2010

MIGUEL HERNANDEZ Y YO. Y SERRAT.




Colegio de curas y seglares. Era la dictadura opresora. En clase de literatura descubrí a Miguel Hernández. No entendía su estilo gorgorino, pero me dejó huella. A mí me tocó él con su Rayo que no cesa. Y fue un encuentro aplazado que luego, varios años después, tuve ocasión de redescubrir de la mano de Serrat.













Y fue lejos, allá por el desierto, donde conseguí escuchar las versiones de Serrat y su Niño yuntero. Y a fuer de escuchar y escuchar aquella cinta tantas veces, acabó gastada cuando ya todo había sido memorizado. Gracias Joan Manuel Serrat.


EL NIÑO YUNTERO
***
Me duele este niño hambriento,
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento,
revuelve mi alma de encina.
***
Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.
***




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