ELUCIDARIO PARA UN EMBELESO
(JEDUARDO, Poemario del estío, Madrid, 2010)
Dedicado a K.
***
(JEDUARDO, Poemario del estío, Madrid, 2010)
Dedicado a K.
***
Descubrió que su ombligo era un volcán de melancolía,
Y sus caricias ardían como una tempestad de escalofríos.
Luego bebió de sus labios los atardeceres de fuego,
Y cubrió de abrazos su cuerpo de copos de nieve.
Robó para ella las flores del jardín de las Hespérides,
Y recitó plegarias narcotizado por el ritmo de sus caderas.
Tenía unas manos con esmaltes engastados en hierbabuena,
Y su frente estaba ceñida por un sueño de pasión y delirio.
Nunca sospechó que su sonrisa pudiese abrir tantos misterios,
Y ninguna voluntad fue capaz de resistir al reclamo de su mirada.
Olía a verdad como el perfume que exhala un campo de espliego,
Y se ruborizaba con la cándida inocencia del vuelo de la mariposa.
Tenía, en fin, un aroma de diosa Artemisa revelada por un hechizo,
Y una nube la trajo de lejos como un destino a su trono en el sur.
***
Jeduardo, Madrid a finales de verano.
Y sus caricias ardían como una tempestad de escalofríos.
Luego bebió de sus labios los atardeceres de fuego,
Y cubrió de abrazos su cuerpo de copos de nieve.
Robó para ella las flores del jardín de las Hespérides,
Y recitó plegarias narcotizado por el ritmo de sus caderas.
Tenía unas manos con esmaltes engastados en hierbabuena,
Y su frente estaba ceñida por un sueño de pasión y delirio.
Nunca sospechó que su sonrisa pudiese abrir tantos misterios,
Y ninguna voluntad fue capaz de resistir al reclamo de su mirada.
Olía a verdad como el perfume que exhala un campo de espliego,
Y se ruborizaba con la cándida inocencia del vuelo de la mariposa.
Tenía, en fin, un aroma de diosa Artemisa revelada por un hechizo,
Y una nube la trajo de lejos como un destino a su trono en el sur.
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Jeduardo, Madrid a finales de verano.
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