Y la tumba de A. RIMBAUD en Charleville-Mézières (Francia)
RIMBAUD Y VERLAINE
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LA IRRUPCIÓN DE RIMBAUD
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Los dos poetas más representativos del "malditismo" adelantados a todas las vanguardias y rupturas. Dos genios entregados a la provocación y unidos por la poesía y la pasión. Se conocieron cuando Rimbaud, que vivía en Charleville, le envió varios poemas a Verlaine. Le impresionaron tanto que lo invitó a París, donde vivía con su mujer Mathilde Mauté en casa de los padres de ésta. Mathilde y Paul esperaban un hijo.
Verlaine había perdido en 1885 a su padre y poco tiempo después a su querida prima Elisa, de la que estaba profundamente enamorado. Tras su entierro estuvo tres días borracho. Un amigo de Rimbaud había oído hablar de un poeta que sollozaba medio desnudo, atenazado por el desaliento y que vagaba por los caminos y cunetas de las Ardenas.
Se convirtió entonces en un experimentado estudioso de los efectos que podía producir la cerveza, el café con licor, la ginebra holandesa y un cóctel llamado la hora verde: un azucarillo colocado sobre una cucharilla agujereada y suspendida sobre hielo picado y ajenjo. Mezclado con el agua vertida sobre la cuchara, conseguía una excitante bebida de alcohol verde esmeralda. Luego, bebido lentamente, sorbo a sorbo, el cuerpo acababa teniendo la impresión de flotar sobre el ambiente. Verlaine se vio así condenado a vivir con bebidas aderezadas con ajenjo, considerado un poderoso narcótico.
Verlaine había perdido en 1885 a su padre y poco tiempo después a su querida prima Elisa, de la que estaba profundamente enamorado. Tras su entierro estuvo tres días borracho. Un amigo de Rimbaud había oído hablar de un poeta que sollozaba medio desnudo, atenazado por el desaliento y que vagaba por los caminos y cunetas de las Ardenas.
Se convirtió entonces en un experimentado estudioso de los efectos que podía producir la cerveza, el café con licor, la ginebra holandesa y un cóctel llamado la hora verde: un azucarillo colocado sobre una cucharilla agujereada y suspendida sobre hielo picado y ajenjo. Mezclado con el agua vertida sobre la cuchara, conseguía una excitante bebida de alcohol verde esmeralda. Luego, bebido lentamente, sorbo a sorbo, el cuerpo acababa teniendo la impresión de flotar sobre el ambiente. Verlaine se vio así condenado a vivir con bebidas aderezadas con ajenjo, considerado un poderoso narcótico.
LA IRRUPCIÓN DE RIMBAUD
Los efectos del ajenjo hizo que Verlaine no encontrara a Rimbaud en la Gare de l´Est. Pero cuando volvió a su casa Arthur ya se había presentado y había sido recibido por Mathilde y su madre. Quedó asombrado al ver a un adolescente desgarbado llegado del campo y con dificultades para saber tomar el té. Poco tiempo después Verlaine escribiría: "Una especie de dulzura brillaba y sonreía en aquellos crueles ojos azul claro y en el mohín de acritud de sus poderosos labios rojos". Viviría en casa de Verlaine y la vida de todos cambiaría con su presencia. Al poco tiempo ambos poetas se hicieron amantes.
Verlaine se encargó de presentar al nuevo genio en el parnaso parisino, y lo presentó en sociedad con el orgullo de un nuevo y sugestivo descubrimiento. Pero las provocaciones y los desafíos de Rimbaud eran cada vez más graves y ruidosos. De modo que se marcharon a Londres primero donde estuvieron una temporada, hasta que Verlaine decidió volver a Bruselas y tratar de reunirse con su mujer que estaba en París y le había pedido el divorcio. Rimbaud le escribió para pedirle que volviera, pero Verlaine, desesperado, le anunció que había comprado una pistola y le había pedido a su mujer que volviera con él, si no lo hacía en tres días se pegaría un tiro.
Rimbaud abandonó Londres y se presentó en Bruselas tan pronto como recibió una carta de Verlaine. Junto con la madre de Paul fueron a un hotel en Bruselas, donde los poetas compartieron la misma habitación. Verlaine estuvo bebiendo toda la mañana, y en esas condiciones Rimbaud le dijo que se marchaba a París. Paul le pidió que no lo hiciera, que no lo abandonara. Y ante la insistencia de Rimbaud, cogió la pistola y le disparó tres tiros. Solo le dio en una muñeca, y fue la madre de Verlaine que estaba en la habitación de al lado la que curó al herido. Y al día siguiente, en la estación del tren, de nuevo Verlaine intentó disparar contra Rimbaud tratando de evitar su marcha. Arthur finalmente desesperado lo denunció y Paul dio con sus huesos en la cárcel. Unos meses después fue juzgado, y aunque Ribmaud había retirado su denuncia, fue condenado a dos años de prisión. La causa en realidad fue dirigida por el juez hacia sus "relaciones inmorales", sometiendo a Verlaine a un humillante examen médico de sus genitales y ano. El informe forense no pudo ser más infamante.
Verlaine se encargó de presentar al nuevo genio en el parnaso parisino, y lo presentó en sociedad con el orgullo de un nuevo y sugestivo descubrimiento. Pero las provocaciones y los desafíos de Rimbaud eran cada vez más graves y ruidosos. De modo que se marcharon a Londres primero donde estuvieron una temporada, hasta que Verlaine decidió volver a Bruselas y tratar de reunirse con su mujer que estaba en París y le había pedido el divorcio. Rimbaud le escribió para pedirle que volviera, pero Verlaine, desesperado, le anunció que había comprado una pistola y le había pedido a su mujer que volviera con él, si no lo hacía en tres días se pegaría un tiro.
Rimbaud abandonó Londres y se presentó en Bruselas tan pronto como recibió una carta de Verlaine. Junto con la madre de Paul fueron a un hotel en Bruselas, donde los poetas compartieron la misma habitación. Verlaine estuvo bebiendo toda la mañana, y en esas condiciones Rimbaud le dijo que se marchaba a París. Paul le pidió que no lo hiciera, que no lo abandonara. Y ante la insistencia de Rimbaud, cogió la pistola y le disparó tres tiros. Solo le dio en una muñeca, y fue la madre de Verlaine que estaba en la habitación de al lado la que curó al herido. Y al día siguiente, en la estación del tren, de nuevo Verlaine intentó disparar contra Rimbaud tratando de evitar su marcha. Arthur finalmente desesperado lo denunció y Paul dio con sus huesos en la cárcel. Unos meses después fue juzgado, y aunque Ribmaud había retirado su denuncia, fue condenado a dos años de prisión. La causa en realidad fue dirigida por el juez hacia sus "relaciones inmorales", sometiendo a Verlaine a un humillante examen médico de sus genitales y ano. El informe forense no pudo ser más infamante.
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