Henri-Frédéric AMIEL, nació en Ginebra en 1821 y murió en la misma ciudad en 1881. Huérfano desde muy temprana edad (su madre murió de tuberculosis y su padre, que no lo soportó, se suicidó poco tiempo después), se crió con una tía y con sus hermanas y primas.
Estudió en la universidad de Berlín y fue luego nombrado profesor de estética en la Academia de Ginebra, y en 1854 profesor de filosofía moral. Esos cargos le fueron facilitados por el partido demócrata, lo que causó su aislamiento del partido aristocrático que dominaba entonces todos los ámbitos de la ciudad. A resultas de ello, Amiel escribió un diario minuciosamente desde 1847 hasta doce días antes de morir en 1881.
Su vida fue monótona, aburrida y aparentemente insignificante, sin embargo, a partir de la publicación de su Diario íntimo, se descubrió todo lo contrario. Amiel estuvo rodeado siempre de mujeres, amigas y discípulas. Muchas de estas mujeres eran de la alta sociedad de la aristocracia ginebrina, lo cual supuso un gran escándalo cuando fueron conocidos detalles del diario. Esas mujeres, que lo rodeaban cuando agonizaba en su lecho de muerte, fueron luego las que se encargaron de publicar los diarios. Inicialmente lo hizo Fanny MERCIER, quien recibió el manuscrito con el encargo de publicarlo a su muerte. Luego fue B. VADIER, quien lo completó bastantes años más tarde. Además de admiradora y "amante", también hacía las veces de secretaria y fue nombrada albacea de su correspondencia.
EL SECRETO DE LA ATRACCIÓN
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Muy pocas personas de la victoriana Ginebra de entonces, podían sospechar que este profesor oscuro y tímido, había podido establecer tantas relaciones amorosas y con tantas mujeres durante su vida. Su Diario intimo, minucioso e introspectivo, relataba todas sus conquistas amorosas. Él mismo se confiesa a los 39 años:
"Mi naturaleza ejerce un magnetismo especial sobre las mujeres más fuertes y voluntariosas, a las que domino sin proponérmelo, y que se entregan a mí por instinto irresistible, como la leona a Androcles. Porque, al fin, soy yo quien recibe las declaraciones."
Y es Berta VADIER quien explica:
"Era hermoso. Tenia la gracia y el encanto heredados de su madre, y ya en su juventud muchos corazones palpitaban ante su mirada dulce y profunda; para muchos magnética. Su natural distinción, la elegancia de su persona y de sus maneras, su educación exquisita, su respeto para las mujeres de edad, su reserva con las jóvenes, su amabilidad con todas, el agrado de su conversación, su talento de lector, le abrían inmediatamente los salones. En todas partes era acogido y festejado para escucharle sus viajes por Italia. Desde entonces empezó para él el favor de las mujeres y también la envidia de algunos hombres."
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Un día, en una librería de viejo de Madrid, encontré un ejemplar de la primera edición (fragmentos) del Diario publicado inicialmente por VADIER. No lo podía creer.
Un día, en una librería de viejo de Madrid, encontré un ejemplar de la primera edición (fragmentos) del Diario publicado inicialmente por VADIER. No lo podía creer.
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Amiel era asediado por su círculo de mujeres: novias, amigas, viudas e incluso casadas, le pedían casamiento o se ofrecían sin recato; enamoradas y rendidas. Sin embargo él siempre rehusaba, y sólo tuvo una experiencia sexual en su vida. Fue el 6 de octubre de 1860. Tenía 38 años y la experiencia la describe así:
"6 octubre 1960. Las once de la noche. Tiempo maravillosamente hermoso. Esta vez no lo aprovecho demasiado. He trabajado durante la mañana. He recibido la visita de S.H., que me traía un billete amistoso e íntimo de B.P., de Berlín, abuela de corazón ardiente y sano. ¿Y cómo debo de titular la experiencia de esta tarde? ¿Es una decepción? ¿Es una borrachera? Ni lo uno ni lo otro. Por primera vez he tenido "un éxito" en amor, y francamente, al lado de lo que la imaginación se figura y se promete, es bien poca cosa. Es casi un cubo de agua fría. Estoy bien tranquilo. Esto me ha enfriado y me ha esclarecido. La voluptuosidad está por lo menos en sus tres cuartas partes en el deseo, es decir, en la imaginación. La poesía vale infinitamente más que la realidad. Veo el problema sexual con la calma de un marido y sé ahora que al menos para mí, la mujer física no es apenas nada. En último análisis, estoy estupefacto de la relativa insignificancia de este placer, sobre el que se ha armado tanto ruido."
No era homosexual ni un donjuán. Pero muchos hombres cuando leyeron estas cosas en su diario, no pudieron dejar de preguntarse qué clase de hombre era este.
En realidad se llamaba Celestine Vitalina BENOIT, pero Amiel, que tenía la manía de "bautizarlas" en su Diario, la designó como Berta VADIER. También la designa como Estrella, Miss Azul o Urania. Era escritora, pintora y música. Se conocieron en Viena. Ella tenía treinta y cuatro años y él cuarenta y dos. Berta le envió unos versos para saber su opinión, y él le contestó con una carta en verso larga y afectuosa. Luego se multiplicaron las cartas.
"Ella era una bella criatura de cabellera oscura, piel blanca y formas suaves. A la que admiraban al pasar. Hará desgraciados a muchos". Escribiría Amiel en su Diario. Fue su "amante" durante sus últimos diez años de vida.
La virgen viuda
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Se conocieron en 1857. Ella tenía veintiún años y él treinta y seis. Fue en una tertulia literaria, con bailes y juegos de manos y cartas. En la misma velada conoció también a la escritora sueca Federica Bremer, con la que mantuvo una larga relación epistolar y afectiva, y a la que entretuvo también con proyectos de matrimonio nunca cumplidos.
Fanny dirigía un colegio de señoritas en unión de su hermana Paulina. La devoción de Mercier por su maestro no tenía límites. Era en cada instante su compañera y su descanso. La admiración que le profesó no dejaba en su alma lugar para la crítica. En la Biblioteca de Ginebra se conserva un álbum en el que ella recogía y clasificaba amorosamente, todas las citas, críticas y noticias publicadas sobre Amiel. Fue a ella a quien le legó su Jurnal intime con el encargo de publicarlo a su muerte. Deseo que cumplió a pesar de muchas dificultades. Lo publicó con fragmentos seleccionados y fue un éxito en todo el mundo.
Con ocasión de un episodio grave de salud de Fanny, Amiel escribe en su Diario que es imposible que ella, frágil, no sucumba. La tragedia circula bajo la égloga, la serpiente repta entre las flores. Pero el amor de ella, sublimado, fue, desde luego, uno de las más hermosos ejemplos de amistad y devoción humana. La serpiente desapareció entre las flores contra lo que temía Amiel.
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Por el Diario de Amiel, y por su vida, pasan Eriphile, Philine, Trina, Nada, Valverte, Seriosa y la pobre L....y la bella G.., etc, etc. Entre los muchos estudios psicológicos sobre Amiel, se resalta el curioso fetichismo o tentación de hacer desfilar a todas sus enamoradas por los mismos lugares y sitios.
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