domingo, 13 de junio de 2010

OPORTO, EL LARGO REGAZO ABIERTO AL RÍO

OPORTO (PORTUGAL)



ESE BUZÓN DE AGUA

Esperaba una carta, sentado en el Cais de la Ribeira.
En el remite la brevedad de unas iniciales
y debajo un nombre de timón elevado.
Como los barcos rabelos yo sorteaba remolinos
en las aguas terrosas y rojizas del río Douro.
Esperaba una carta mirando por la borda,
hacia ese azulejo de puentes que unen la ciudad.
El sol con yemas de vidriero
abría sus nidos de luz a la fatiga,
cosechaba los estambres del océano.

El barquero abría los postigos de la ciudad de Oporto,
como un timonel mirando la lejanía donde lanzar las redes.
Con la mirada ese afán difícil de atrapar la llave
que abra los toneles de una ficción,
que nos haga entender el teatro de la vida.

Siempre en el crepúsculo regresan los náufragos,
la voluntad salina que reflejan los espejos abismales.

Yo esperaba una carta, un poema
que alguien había disfrazado de barco rabelo,
y al acercarse a su fin, había sabido entregarlo
como equipaje en la corriente.











ESTAÇAO DE SAO BENTO

Partidas e chegadas de la estaçao de Sao Bento.
Aquí termina y comienza
el lance deseado del viajero.
Sin entreactos, apenas sin equipajes,
un atlas de azulejos donde poder perderse
y las miradas luchando
contra el tiempo veloz de las huidas,
cruzándonos en los vestíbulos del atardecer
como si fuéramos barcos rabelos
adueñándonos de la saudade del Douro.
El trasiego por andenes inciertos,
de un hombre que lleva puesto un sombrero negro.
Ir recogiendo las vendimias del sol sobre la cristalera.
Ir midiendo las sombras,
metiendo en las maletas antiguas
el vapor de las locomotoras.

Partidas e chegadas de los ferrocarriles,
habitar la tristeza, sus largas túnicas,
como hortensias detrás de las ventanillas del vagón.
Y los billetes picados por ángeles caídos,
configurando el destino, el temblor de esa estrella fugaz
que siempre he querido ser en el poniente.
Partidas e chegadas de los trenes,
raíles en que tiembla la ciudad de Oporto,
Y en la niebla los pañuelos del azar,
queriendo que yo sea también las miradas del océano.










PORTO
***
"Siguió desde allí hacia las calles principales, pero por travesías de rampas desviadas. Porto, ante todo, y para honrar el nombre que lleva, es este largo regazo abierto hacia el río, pero que sólo desde el río se ve, o, por estrechas bocas cerradas por muretes, puede el viajero inclinarse hacia el aire libre y tener la ilusión de que todo Porto es Ribeira. La ladera se cubre de casas, las casas dibujan calles, y, como todo el suelo es de granito, cree el viajero que anda recorriendo senderos."
***
JOSÉ SARAMAGO. Viaje a Portugal, 1995




ESPEJOS Y FICCIONES

Como el tiempo y todas sus metáforas,
el viajero se queda detenido
en estos claros espejos del Café Majéstic.
Los dones del silencio y la palabra
adornan en forma de amorcillos las paredes.
La luz que alarga el día desde el océano,
es la llave de oro del otoño lejano,
se filtra en las vidrieras,
regresa a la mesa de mármol
coronada de viñedos, con la efigie de Dionisos.

Afuera en las calles, las torres y sus labios de bronce,
la verdad desnuda que el viento
hace invisible en las campanas.
Afuera, vuelan las gaviotas como semillas del mar,
como hojas delatoras en los adoquines,
van paseando con los viandantes sus sueños.
Como el reloj varado en un atlas de olvido,
el viajero enciende los aceites del buril.
Con su mirada moldea al capitel nacarado.

¿De dónde las palabras?
Haciéndose en las alas de las mariposas.
¿De dónde se regresa?
Del color de las rosas sin abrir,
del bastón que golpea en las tinieblas.

Como el tiempo y todas sus metáforas,
de un carruaje pesado que abandonó la infancia,
de ese juguete roto que ilumina el ocaso.
¿Dentro o fuera? De estas acuarelas de cristal.
El viajero se mira en los espejos.
Sube y baja sus balaustradas.
¿De dónde se regresa?
De la ficción de esas partituras
que el tiempo compone para un trío de ases.
El eco en los espejos de la noche,
las lágrimas de una cuerda rota,
el naufragio de una multitud
que son estrellas o memoria
.

***
Poemas y fotografías de JESÚS DÍEZ, con todo mi agradecimiento.




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