domingo, 26 de abril de 2009

LISBOA, LA CIUDAD ILUMINADA



"Sostiene Pereira", la última película que rodó el gran Marcello, basada en la formidable novela del mismo título de Antonio Tabucchi.






Lisboa: el Chiado, Alfama, sus tranvías.... Una ciudad luminosa asomada al Tajo y reflejada en él, que atrapa y seduce con el eco de un fado saliendo como desgarradas lágrimas de un café. He aquí el homenaje que le tributa mi amigo JESÚS DÍEZ FERNÁNDEZ, en su libro de poemas VELAMEN DE PONIENTE (Huerga Fierro, Editores, 2003).
****

Las yemas del tiempo y el océano
***
FUE en aquella ciudad del poniente,
reflejada como una rosa blanca sobre el océano,
donde yo me enamoré de los tranvías.
Ellos también odiaban las llaves y los relojes
y subían las calles empinadas
redactando poemas a Perséfone
y bajaban Alfama desbocados de fados.
----
Con nosotros huían las gaviotas,
los barcos, los remolcadores,
el sol, los tranvías, los baúles abiertos
y las yemas del tiempo pasaban páginas
en el reloj del café A Brasileira
---
Dadme mas vino, porque la vida es nada.

miércoles, 22 de abril de 2009

LONG JOHN and the SILVER BEATLES





LOS AÑOS PRODIGIOSOS
***
PAUL: Nos preguntó [Brian Cass] :
- ¿Cómo vais a llamaros?
Se nos acababa de ocurrir lo de The Beatles - cuenta Paul - y decidimos poner ese nombre a prueba de audición.
¿The Beatles? - preguntó Cass -. Eso no significa nada.
Todo el mundo odiaba ese nombre, tanto nuestras fans como los empresarios. Y Cass preguntó a John cómo se llamaba. John en aquella época era el cantante principal. Y dijo: "John, John Lennon".
- Vale, Big John, ...Long John . De acuerdo - replicó Cass - Long John Silver.
Nosotros aceptamos, pero a condición de llamarnos Long John and the Silver Beatles. Estábamos dispuestos a hacer lo que fuera con tal de trabajar, y nos pusimos ese nombre.
----
Y así fue como nacieron. Una primavera de 1960. Era el preludio de una década prodigiosa. Todo fue una fiesta. La rebeldía, la protesta, el inconformismo, creíamos seriamente que aquel mundo gobernado por apolillados gerontócratas estaba acabado. Y todos nuestros anhelos eran expresados con el pelo largo, el pantalón de campana o la minifalda, una cerveza y la máquina de discos sonando a tope en nuestro bar. Allí nos reuníamos la vanguardia de todo; la avanzadilla de la nada. ¡Pero qué bien lo pasábamos!


domingo, 19 de abril de 2009

A BOUT DE SOUFFLE (AL FINAL DE LA ESCAPADA)





La huida hacia el final de la escapada y con la policía pisando los talones. Unos personajes al encuentro de de su final: el la muerte y ella la traición. Una historia de amor al límite siempre, y el azaroso destino alcanzado tras el vértigo de la huida permanente. Eran los tiempos de la Nouvelle vague, de Godard y de Truffaut. La libertad estaba al otro lado de los Pirineos, aquí sólo nos quedaba el reducido espacio del cine club universitario. Y eran los prometedores y felices años 60, donde el mundo, para los jóvenes, parecía caminar hacia su imparable liberación total. Luego vinieron los Beattles y mayo del 68. Y sin embargo, que nos quiten lo bailado.


jueves, 16 de abril de 2009

THE WAY WE WERE










TAL COMO ÉRAMOS
****
ESPEJO SIN MEMORIA
***
Lo que sobra de mí, cuando tu imagen
quema mi corazón apasionado,
es un confín de espejo sin memoria,
de espejo blando, sin oficio, ciego,
libre de eco y de luz, ya que tan sólo
para sentir tu forma tengo vida.
Es mejor repetirte que no es nada
lo que sobra de mí cuando tu imagen
quema mi corazón apasionado.
----
Manuel Altolaguirre, Nube temporal, 1939

martes, 14 de abril de 2009

ELY, le partisan hautain







Cannes, agosto de 1933. Picasso cogió el periódico y arrancó la primera plana. Una fotografía de un partisano era exhibido capturado y humillado. Luego hicieron que desapareciera. Y el genial pintor lo dibujó en pocos minutos, y lo hizo altivo como un guerrero tuareg. Los rebeldes serían doblegados pero no vencidos. Algunos años después recorrí los mismos territorios soñados por estos indómitos guerreros. Picasso lo interpretó bien.




lunes, 13 de abril de 2009

LA FASCINACIÓN POR LO DESCONOCIDO



Se llamaba Michael Vieuchange y había nacido en 1904 en la ciudad de Nevers (Francia). Con 26 años se propuso iniciar un viaje. Siendo joven soldado escuchó a un compañero suyo un historia fascinante. Saint-Exupéry, a bordo de su avión de la L´Aerospatiale, había localizado una ciudad en lo más profundo del desierto del Sáhara, abandonada y donde nunca un hombre occidental había pisado.
Y no paró hasta que consiguió organizar un viaje a aquella misteriosa ciudad. Se llama Smara, y había sido fundada por el Chej Ma-el-Ainin (Agua de mis Ojos), a primeros de siglo. Salió de Marsella y llegó a Agadir (Marruecos), y allí consiguió contratar un grupo de nativos con los se disponía hacer cerca de seiscientos kilómetros a pie, atravesando el desierto y la hamada disfrazado de mujer marroquí, pues como francés, en el sur no sería bien recibido. Y ahí empezó un largo viaje de varios meses. Tuvo que retroceder, volver, sufrir traiciones, chantajes y retenciones. Pero por fin llegó a la ciudad santa y abandonada. Estuvo sólo unas tres horas, escribió una nota y la guardó en una botella que enterró en la arena. Luego bebió agua de un pozo y se volvió para Agadir. A los pocos días fue abandonado por los nativos y sólo uno le acompañó. Enfermó gravemente de disentería y apenas podía sostenerse sobre el único mulo que les quedaba. Por fin, muy enfermo, llegó a Agadir donde le esperaba su hermano y su novia. A los tres días murió. Tenía 26 años y había cumplido su sueño, al precio de su propia vida. Había sucumbido fascinado por la leyenda y por la influencia de su admiración por Rimbau.
Estuve allí en homenaje suyo. La ciudadela y la alcazaba reconstruida, mantienen intacto su espíritu. La botella con el escrito fue hallado algunos años después. Dejó escrito un libro que titularon: SMARA, carnets de route d`un fou du désert. Paul Bowles le leía sus páginas a un mecenas suyo que no podía leer porque estaba ciego. En fin, un honor haber podido visitarlo.

domingo, 12 de abril de 2009

DIAS DE VINO Y ROSAS





Galaroza, agosto de 1968. Un bello pueblecito blanco colgado de un promontorio en medio de la serranía de Huelva. Y una bellísima colegiata del siglo XVI que resistió al terremoto de Lisboa de 1755. Y una fuente de doce artísticos caños de 1889. Subimos al pinar con Chusmi, un amigo cura sin hábitos ni alzacuello. Y bebimos más de la cuenta. Llevábamos una botella de coñac de la que dimos cuenta pronto. Fue mi primera borrachera y el experimento de los efectos que obra el alcohol para la sinceridad entre amigos. Acabamos borrachos pero sin secretos entre los tres. Luego, en la noche, un drama muy apropiado en el cine al aire libre: Días de vino y rosas. O la violenta y desgarradora huida de una pareja hacia su autodestrucción por el alcohol. Buena su gente, la hospitalaria gente de este pueblecito, con sus manzanos, los pinares y el río Múrtigas donde nos bañábamos por la noche en las cristalinas aguas de sus pozas. Y después el Festival de la canción. Éramos invitados y estábamos obligados a participar; no podíamos hacerles un feo, de modo que me hicieron cantar. Y quedé tercero. Me dieron un premio y esta foto. Luego volví a mi ciudad donde me esperaba una novia francesa si no se había fugado ya con mi mejor amigo. Es decir, con su primo. Nunca sabré qué pasó entre ellos, pero ella me trajo un disco con una canción que hacía furor en Francia. Era de Jane Birkin: Je t`aime...moi non plus. Ah, y Nights in white satin, de los Moody Blues. Y el mundo empezó a volverse hippie. Para mí también. Y no quise seguir con mi carrera de cantante. De todas formas lamento no recordar el nombre del guitarrista, él seguro que hizo carrera en lo suyo.

MI PRIMER AMOR




Quien no haya vivido las sesiones de domingo del cine en un pueblecito no sabe realmente qué es la magia. Yo tendría no más de seis o siete años cuando lo descubrí. El cine de mi pueblo era un caserón que regentaba un tipo renegado con todo el mundo porque era cojo. Allí se hacía el baile también, pero yo aún no había llegado a practicarlo. Tenía una gramola de la que salían roncas notas de melancólicas sonatas del acordeón parisino de Aimable, todos los pasodobles, y algún tango de Gardel que sólo sabían bailar bien Dª Raquel y su marido porque habían vivido algún tiempo en Argentina. Y sobre las paredes, grandes afiches de las películas programadas. Una de ellas era "Anastasia". No recuerdo bien cuál era la versión, si la de Lilí Palmer o la de Ingrid Bergman, pero allí estaba aquel rostro y aquella mirada entre atormentada y sensual. Todas las tardes de domingo, cuando entraba en el salón de cine de mi pueblo que olía a vino en garrafa y a mistela, me acercaba al afiche y me quedaba extasiado mirando aquella cara perfecta y algo aniñada por el corte del flequillo. Fue mi primer amor, sin duda. Pero el tipo cojo del cine nunca traía "Anastasia" y pensé que todo era un reclamo; sólo un reclamo. De todas formas, cuando empezaba la función y se apagaban las luces, yo escuchaba un susurro de Anastasia que me decía al oído:


- Libérame, libérame. Y huyamos a escribir la historia....


Algunos años más tarde se lo escuché cantar a Serrat. Luego, pasados los años, pude ver al fin la película y entonces comprendí el porqué del susurro. Tenía que librarla de las garras del malvado Youl Brynner, ahí es nada. En fin, puedo asegurar que lo intenté. Pero hay algo que nunca he comprendido bien: por qué casi todas las actrices porno más importantes se hacen llamar Anastasia.


Eduardo, abril de 2009.



sábado, 11 de abril de 2009


Llega un momento en la vida cuando el tiempo nos alcanza. Quiero decir que a partir de tal edad nos vemos sujetos al tiempo y obligados a contar con él, como si alguna colérica visión con espada centelleante nos arrojara del paraíso primero, donde todo hombre ha vivido una vez libre del aguijón de la muerte. ¡Años de niñez en que el tiempo no existe!

***

Luis Cernuda, Ocnos (1940-1963)


viernes, 10 de abril de 2009

EL VINO DE LOS AMANTES



¡Espléndido es hoy el espacio!
¡Sin frenos, ni bridas ni espuelas
a lomos del viento partamos
a un mágico cielo divino!
---
Como dos ángeles que totura
una fiebre que no se aplaca,
¡en el cristal azul del día
vayamos tras nuestros espejismos!
---
Balanceados sobre el ala
del torbellino inteligente,
en un delirio paralelo,
juntos nadando, hermana mía,
escaparemos sin reposo
¡al paraíso de mis sueños!
***
CHARLES BAUDELAIRE, Las flores del mal, 1857

NUNCA MÁS


Las ausencias,
los grandes huecos,
el enorme vacío dibujado
por los recuerdos insistentes,
todo está aquí
como cenizas de un gran fuego.
****
Manuel Altolaguirre - Las islas invitadas - 1936