domingo, 11 de abril de 2010

HOMENAJE A MADRID (IV)

CENTENARIO DE LA GRAN VÍA DE MADRID


(Abril 1910-2010)


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El Rey Alfonso XIII firmó el acta del inicio de las obras de la Gran Vía en abril de 1910. Y el resultado fue como si un leñador furioso hubiera cortado, tramo a tramo y con un hacha caprichosa, esta calle tan principal, sinuosa y bullanguera del centro de Madrid. Pareciera verter a dos aguas: una de Callao hacia Palacio y las Injurias de Baroja, y la otra, también desde Callao con querencia hacia el arroyo del Abroñigal. No recibió el definitivo nombre actual sino hasta 1982, siendo bautizada antes como la calle del Conde de Peñalver. Y luego, ya partida en dos, Pi y Margall, o Avenida de la CNT en plena guerra civil. Después rebautizada como la Avenida de Rusia y de México, para rotularla después los franquistas como de José Antonio.







Pocos espectáculos más asombrosos tengo vistos yo, que el que se ofrece en esta vista cuando ya levantado el sol, se hace reverberar proyectado sobre la Torre de Madrid, también conocida por los castizos como la torre del "coño". En festivo y con los primeros clareos del alba, se aparece una calle distinta, humanizada y acogedora. Sin coches y al inicio del día, había que verla cuando le lavaban la cara con las mangas riego.








El cine Avenida (ya desaparecido), el Capitol, el Callo o el Coliseum son algunas muestras de esta calle plagada de suntuosos cinematógrafos en otros tiempos, pero que ahora, poco a poco, van sucumbiendo ante grandes almacenes y firmas de ropa. Hubo un tiempo en que por sus aceras paseaban Ava Gardner y Orson Wells. Los estrenos de películas americanas llena de curiosos la llegada de las estrellas de Hollywood.






El Edificio de la Unión y el Fénix hoy de Metrópolis. Llegué a Madrid más o menos cuando de este edificio hicieron mudanza del símbolo mitológico de la compañía de seguros, un majestuoso Ave Fénix. Fue sustituido luego por una desnuda Victoria Alada, con lo cual queda demostrado que los seres mitológicos también tienen su precio. En los bajos de este edificio había una cafetería que se llamaba Dólar. Debía su nombre en honor a que era entonces esta zona el corazón financiero de la ciudad.




Yo intenté "regalarle" este hermoso edificio de estilo parisino y sus aledaños a una chica de unos bonitos ojos azules, pero no entendió nada. Y eso que era argentina.



LA GRAN VÍA
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El famoso cuadro de Antonio López cuya ejecución vi durante mucho tiempo, a la misma hora de luz y durante los mismo meses de tantos y tantos años mismos.


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CRÓNICA DE LA GRAN VÍA
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Pero hay una crónica fascinante que puede hacerse de la Gran Vía, que es como un río adonde van a desembocar no pocas calles en forma de afluentes o que discurren paralelas emulándola. Algunas de estas calles son estas:
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La calle Infantas
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Así en plural y sin más detalles. Y junto a la de la Reina. Es éste un raro caso de supervivencia aristocrática y convivencia con otras de origen plebeyo. Allí, en Infantas, había otro cine que tomaba su nombre de la misma calle, y con la curiosidad de tener la pantalla al revés, es decir, colocada a la entrada de la sala. Y allí tengo yo vista Las amargas lágrimas de Petra von Kant, de Fassbinder. Luego lo convirtieron en una sala X y fue tomado por pajilleras y pajilleros. Hoy es un supermercado.
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La Ballesta
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Un trasunto de barrio chino concentrado en antros con luminosos de neón rojos y azulados. Allí, deslumbrado por la penumbra, cuando entrabas, una mano delicada se deslizaba a la entrepierna - y más que acariciar, agarraba - al tiempo que susurraba al oído una rubia de bote y labios embetunados de carmín. Y a punto estaban de reventar el vestido que rebosaban carne por un escote desmesurado y flácido.
- ¿me invitas antes a una copa, guapo, o subimos directamente?
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Caballero de Gracia
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Así era conocido este Caballero de Gracia que en realidad era italiano y se llamaba Jacobo Gratti, Secretario del Nuncio del Papa en la corte de Felipe II. Siempre creí que los andamiajes de su Oratorio se habían quedado incrustados al edificio tras más de diez años de obras de restauración.
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Las calles de los Peligros y Jardines
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La calle Peligros no es lo que parece, sino que debe su nombre la existencia de una Virgen de la misma invocación. Y en la calle Jardines no hay jardines sino pensiones de alquiler de camas donde alivian sus urgencias los visitantes gracias a las profesionales del amor que se ofrecen en al calle Montera.
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Y Fuencarral y Hortaleza
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Dos calles siamesas estas de Hortaleza y Fuencarral. En esta última estuvo abierto mucho tiempo un Drugstore, pero tuvo que cerrar por no poder soportar la malas compañías de todos los noctivagos de Madrid. Hoy estas dos calles no se hablan por culpa del Alcalde. A una la hizo peatonal y a la otra no. Dejaron de ser siamesas.
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La calle del Desengaño
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Curioso nombre. Aquí estuvo registrada una sociedad cuya actividad consistía en una de las más sonadas y escandalosas estafas financieras piramidales. No se comprende bien cómo es posible que los estafados no advirtieran a tiempo que el nombre de la calle era todo un presagio.
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(continuará)




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