ALCALÁ DE HENARES
(JEDUARDO 2010)
(JEDUARDO 2010)
Don Manuel José LAREDO Y ORDOÑO (Álava 1842- Madrid 1896), propietario y autor del proyecto de este palacio destinado a ser la residencia habitual de su familia. Es uno de los personajes más destacado y carismático del siglo XIX de Alcalá de Henares (Madrid). Además de restaurador, constructor y pintor, fue alcalde de la ciudad entre 1891-93. También era miembro de la Real Academia de San Fernando.
Los visitantes de Alcalá de Henares, ciudad Patrimonio de la Humanidad, si se aproximan a la ciudad por el paseo de la estación de ferrocarril, se sorprenderán al descubrir este palacete medio escondido entre edificaciones modernas que lo rodean. También por sus estilos eclécticos neomudéjar, que incorpora elementos góticos, renacentistas, pompeyanos y modernistas, con una exhaustiva utilización de las posibilidades decorativas del ladrillo caravista.
Tiene, además, elementos interiores de piezas arqueológicas traídas por su propietario de otros lugares y monumentos. Así, hay bóvedas y columnas del castillo de Santorcaz, artesonados del palacio de los Marqueses de Tendilla (Guadalajara), y azulejos procedentes del palacio de Pedro I el Cruel de Jaén y Toledo.
En el interior hay salas inspiradas en la Alhambra, y frescos con motivos pompeyanos y platerescos. Fue vendido por su propietario en el año 1895, que luego marchó a vivir a Madrid. Durante mucho tiempo estuvo destinado a hotel, siendo conocido también como Hotel Laredo. En los años ochenta fue rehabilitado por la arquitecta Genoveva CHRISTOFF SECRETAN. El edificio, que pertenece al Ayuntamiento de Alcalá de Henares, está ocupado actualmente por la Universidad y su Centro Cisneriano de Investigación.
La restauración de los edificios y monumentos en Alcalá de Henares, se ha venido haciendo a lo largo de los últimos treinta años con gran intensidad. Muchos de sus monumentos estaban abandonados y en lamentable estado de conservación. En algunos ha sido necesario reconstruir elementos de su estructura, como esta cúpula. La diferencia de los tonos del color, permite distinguir entre lo que son los elementos originales del edificio y los reconstruidos posteriormente. En materia de restauración arquitectónica, hay principios y normas legales que no permiten mimetizar los nuevos elementos.
Es el caso de esta cúpula del Convento de San Juan de la Penitencia (siglo XVI), que mimetizó totalmente la cúpula. Cualquier visitante no avisado no puede distinguir los elementos originales de los actuales.
Algo parecido sucede con lo que se conoce como la Casa Museo de Cervantes en plena calle Mayor. Es, ciertamente un museo, pero no la casa original de Cervantes. Cualquier persona con unos conocimientos elementales de arquitectura, puede saber que el edificio que se conoce como Casa de Cervantes, es en realidad una casa del siglo pasado. De la casa de Cervantes no queda absolutamente nada. La sutil utilización de la denominación pretende inducir a confusión.
La reconstrucción realizada sobre los monumentos y edificios de otro estilo y época, es algo que se repite mucho en los monumentos de nuestras ciudades. He aquí un ejemplo del bello Torreón del Palacio Arzobispal de la ciudad Patrimonio de la Humanidad.
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