miércoles, 11 de agosto de 2010

BUSCANDO A QUEVEDO DESESPERADAMENTE


IGLESIA DE SAN ANDRÉS
(Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, España)
JEDUARDO 2010



D. FRANCISCO DE QUEVEDO, en la estatua levantada en la plaza que lleva su nombre de Madrid


La céntrica y célebre iglesia de San Ginés de Madrid, donde fue bautizado Quevedo en el año 1580. Aquí yacen los restos de otro ilustre de nuestro siglo de oro: Don Félix Lope de Vega


VILLANUEVA DE LOS INFANTES
(Ciudad Real)
***
Quevedo murió en el año 1645 en Villanueva de los Infantes a la edad de 64 años, en una lúgubre celda del convento de Santo Domingo. Dejó testado que quería ser enterrado junto a su hermana Margarita en el convento de los dominicos de Madrid, Santo Domingo del Real, bien que, provisionalmente, debían de hacerlo en la capilla del convento donde murió.
No hemos sido los españoles muy escrupulosos en el trato con nuestras glorias de las letras y las artes. Ni en vida de muchos de ellos ni, desde luego, una vez muertos. Nuestro Panteón de Hombres Ilustres (¿por qué sólo de hombres?), es desolador. Los restos de Velázquez desaparecidos en la plaza de Ramales. Goya perdió la cabeza en su tumba del exilio en Burdeos, etc. La lista de nuestras glorias maltratadas es interminable.
Desde luego es el caso de nuestro mejor y más representativo poeta de la España del Barroco, obsesionado por engrandecer con el arte lo que ya era nuestra evidente decadencia política. Sus negocios políticos heredados de la posición de su familia en la Corte, le supuso ir a la cárcel dos veces. La primera a la caída de su mentor y protector el Duque de Osuna, y la segunda cuando se enfrentó al otro valido posterior, el poderoso Conde Duque de Olivares, por un asunto tan nuestro y tan de la época: la elección del patrón de España entre Santiago y Santa Teresa. No obedeció al valido de abstenerse en la disputa y dio con sus huesos de nuevo en la cárcel de León.
Cuando salió, ya con sesenta y tres años, se retiró a las posesiones paternas de Torre de Juan Abad, en La Mancha. Y de allí, con la salud ya muy quebrantada, se trasladó a Villanueva de los Infantes donde murió. Pero no le hicieron mucho caso en su deseo manifestado en el testamento, y ahí comienza todo un dislate. Fue enterrado sí, pero en la capilla privada de la familia Bustos de la iglesia de San Andrés. Y al poco, cuenta la leyenda que su tumba fue profanada por un rejoneador, para robarle unas espuelas de oro (o al menos doradas) con las que fue enterrado nuestro insigne escritor y polemista. Claro que el rejoneador ladrón parece que recibió su merecido, pues murió corneado en la plaza cuando cabalgaba toreando con las espuelas de Quevedo.
Levantado el Panteón de Hombres Ilustres en la Sacramental de San Isidro de Madrid, en la sección de grandes de las letras, se ordenó por el gobierno el traslado de los restos de Quevedo desde la iglesia de San Andrés de Villanueva a un mausoleo que se le iba a preparar. Y, efectivamente mandaron unos huesos desde la villa del campo de Montiel, pero no eran los de Quevedo sino los de una señorita joven con su dentadura completa, razón por la cual no podía ser aquel envío la osamenta de Don Francisco.
Luego, en la cripta de la iglesia donde reposaban los restos de Quevedo, se fueron realizando más enterramientos y, tras muchos años, bien puede decirse que sus huesos yacían revueltos con cientos de vecinos enterrados allí también. Hasta que en el año 2007, un grupo de peritos y científicos del CSIC se personó en Villanueva de los Infantes y, tras una laboriosa y paciente tarea, parece que consiguieron recuperar algunos de sus huesos y rescatarlos de entre más de treinta mil piezas. La clave para hacerlo: su fémur. Es sabido que Quevedo era cojo y que dicho defecto se conservaba perfectamente en ese fémur que lo delató. Y así fue cómo, al parecer, dieron con algunos de los huesos de nuestro ilustre escritor. A menos, claro está, que en el osario hubiera más cojos.

1 comentario:

  1. Sabian ustedes, que en la cripta donde actualmente se encuentra Quevedo, que es la misma que en su dia se utilizó para su sepultura antes de ser teoricamente llevado a un losario, apareció un esqueleto entero y que fue rápidamente ocultado por el Ayuntamiento de Villanueva de los Infantes.

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